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Spain

Historia de la raza charolesa en España

 

En la década de los años 50 España era claramente deficitaria de carne bovina por las deficiencias del sector ganadero del país, es por ello que las importaciones eran constantes y cuantiosas de distintas procedencias, pero mayoritariamente del área sudamericana (Argentina, Uruguay, Brasil), aunque la mercancía no estuviera adaptada al gusto del mercado interior.

Es en 1962, por determinación del antiguo Ministerio de Agricultura el encargado de importar los primeros animales de raza charolesa en España y es el Herd-Book francés quien considera y califica a España como el punto más importante de implantación de la raza fuera de Francia.

El ganado elegido consistió en machos de 18 a 30 meses y novillas gestantes al primer parto, con el deliberado propósito y requisito imperativo de exigir el “tipo de cría o explotación” y rechazar el llamado tipo de carne por su servidumbre más o menos manifiesta de la cularidad.

Caracterizaban al núcleo fundacional tres condiciones fundamentales que han sido conservadas en las facetas esenciales:

En primer lugar, destacamos que la iniciativa parte del antiguo Ministerio de Agricultura y a su cargo corren las partidas iniciales, prácticamente todas las correspondientes a la década de los 60 y a la mayoría de las inmediatamente posteriores. Esto en gran medida resulta lógico, lo que tiene verdadera relevancia es la gestión directa y la realización técnica por profesionales especializados, con la colaboración del Herd-Book francés.

Una segunda cualidad digna de recordar es la plural procedencia, hasta el punto de pasar de doscientas las explotaciones francesas que cedieron ganado en mayor o menor cantidad con destino a España. La amplia diversidad de orígenes autoriza y da auténtico respaldo para atribuir al núcleo funcional la plena representatividad de la ganadería francesa y considerar al conjunto como el mayor “pool” de genes de raza Charolesa, conseguido fuera de Francia.

La tercera propiedad aludida se refiere al puro y único origen francés, garantizado por las cartas genealógicas oficiales, que tiene tal importancia que merece la pena dedicarle apartado independiente.

 

Como era de esperar, la mayoría de las solicitudes partieron de las zonas productoras de carne ocupadas por razas autóctonas, ya que paralelamente a la implantación de la raza Charolesa se desarrollaba otro programa de fomento y expansión de la raza frisona para las áreas típicamente lecheras.

 

Es por consiguiente la zona de dehesa, de cría extensiva quien protagoniza la etapa de implantación y además con un papel ciertamente original.

El escenario presenta al ganado vacuno de las razas locales aprovechando los limitados recursos naturales de pastos. La escena queda muy lejos del pletórico y exuberante decorado que representan las praderas francesas. Los personajes foráneos resultan totalmente desconocidos para nuestros ganaderos, pero paralelamente muy atractivos. Entusiasmados con tan magnífica imagen no regatean esfuerzos, sobre todo en el orden nutricional, para atender, conservar y multiplicar los ejemplares recién llegados.

 

 La selección natural en el área de la dehesa, de secular incidencia, eliminó las vacas con dificultades de parto, por lo que las distocias resultaban prácticamente desconocidas y, consecuentemente, la experiencia del ganadero acerca de las mismas nula, como igualmente entraba dentro de la casuística excepcional la clínica veterinaria local.

También es meritorio apuntar que desde el primer momento los núcleos puros tuvieron seguimiento genealógico por parte de las Jefaturas Provinciales de Ganadería del antiguo Ministerio de Agricultura, quienes también seguían el control de los lotes cedidos.

De urgente necesidad era la potenciación de la producción de carne de las razas autóctonas, indispensables para aprovechar los recursos de los pastos de las áreas desfavorecidas. Por el cruce industrial con la raza Charolesa se producían terneros francamente mejorados, con la posibilidad de recriarlos extensivamente para transformarlos en los tipos comerciales que regían en el mercado.

Es en 1968 cuando se funda La ASOCIACIÓN DE CRIADORES DE GANADO VACUNO CHAROLÉS DE ESPAÑA, que la forman Ganaderos Criadores de Ganado Vacuno de Raza Charolesa. Su finalidad se puede resumir en Fomentar la Crianza, Mejora y Selección de la Raza Charolesa en todo el territorio nacional, Velar por la Pureza de la Raza, la más amplia Promoción y Difusión de la misma, así como la Defensa de los Intereses de los Ganaderos Asociados.

En la actualidad la asociación cuenta con 152 socios repartidos por todo el territorio nacional y 7465 animales inscritos en el libro genealógico de la raza.

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